¡Bienaventurados los que caminan con Dios y aún más bienaventurados aquellos con quienes Dios camina! ¡Bienaventurados los que buscan a Dios y aún más bienaventurados son aquellos a quienes Dios busca! No hay otro motivo para escribir esta carta vocacional que no sea porque "Dios me encontró y camina a mi lado".
Día tras día encuentro más significado en buscar el rostro de Dios con las personas que conozco, en los sacramentos que presido y en los jóvenes que animo. A veces, en mi caminar vocacional, cuando me encuentro con sacerdotes mayores o personas con mucha experiencia, varios encojen los hombros, alzan las cejas y exclaman ¡Oh! ¡Cómo es que, siendo tan joven, escuchaste el llamado de Dios tan temprano en tu vida! A todos ellos les respondo con las mismas palabras: “no soy yo quien buscaba a Dios, sino Dios era quien me buscaba; no soy yo quien caminaba con Dios, sino Dios quien camina conmigo a diario”.
La gente suele buscar a Dios dentro de las cuatro paredes de las iglesias, pero Dios me buscó más allá de esos muros, me encontró en la hermosa calle de Kaverynagar, Tamilnadu, India. ¡Sí! a todos los que quieran saber un poco de mi experiencia vocacional, lo que quiero compartirles hoy es que “Dios está ocupado buscándote y está caminando a tu lado. Todo lo que necesitamos hacer es dejar que Él nos acompañe en nuestro viaje de fe ".
A todos los jóvenes con los que me encuentro les sigo diciendo: "Dios te busca y no te le puedes esconder e incluso si tratas de hacerlo, Él te encontrará, así como lo hizo con Moisés y Jonás".
Debido al predominio actual de las plataformas mediáticas, una y otra vez, escucho expresiones de algunos de quienes acompañan a los jóvenes que estos se encuentran atrapados por las redes sociales, que pasan sumergidos en sus teléfonos celulares y no tienen tiempo para la Iglesia. Pero si intentamos sintonizar con la mentalidad de los jóvenes, sin prejuicios, si pudiéramos ponernos en la piel de ellos, realmente nos daríamos cuenta y reconoceríamos que los jóvenes de hoy en día consideran que las Sagradas Escrituras son más interesantes que Facebook. Los adolescentes y los jóvenes están preocupados no solo por la llamada por WhatsApp sino también por la llamada de Dios. Hacen de sus fiestas una oración y de sus oraciones una fiesta. Los jóvenes encuentran a Jesús en sus amigos y a sus amigos en Jesús. Están convencidos de que Dios responde mejor a sus consultas de como lo hace Google. Los jóvenes encuentran a Dios diariamente en sus vidas y para ellos tiene sentido permanecer fieles a la fe que profesan. Dicha fe se expresa no solo a través de especulaciones dogmáticas sino a través de acontecimientos prácticos de la vida.
Hace un par de años me encontré con un joven que me sorprendió al preguntarme “padre, ¿por qué nos peleamos los cristianos (católicos)? Si creemos que Jesús está realmente viviendo en el pan que recibimos, ¿por qué no reconocemos la presencia de Jesús en cada uno y más bien practicamos la enemistad día a día?” Comparto estas interrogantes porque provienen de un verdadero creyente que camina a diario según los principios el Evangelio. Similares a estas son las preguntas y reflexiones que se hacen los jóvenes sobre la condición de la Iglesia actual.
Los jóvenes en la Iglesia ya se dieron cuenta de que son su presente y su futuro. Por lo tanto, como buenos acompañantes en la fe y animadores juveniles, hoy tenemos una mayor responsabilidad al caminar con ellos y acompañarlos en su camino de fe con una actitud positiva; así como Jesús caminó, acompañó e instruyó a sus titubeantes discípulos por el camino de Emaús.
Finalmente, me gustaría terminar con las palabras de John Henry Newman, que vienen bien a todos los formadores en la fe: “¡Dirígeme, amable luz, en medio de la penumbra circundante, guíame! Guarda mis pies, no pido ver el paisaje lejano; un paso es suficiente para mí ... llévame a casa con fe infantil, hacia el hogar con mi Dios; guíame para seguir adelante".
¡Que Dios sea nuestro destino por los siglos de los siglos! ¡Gracias!
Cordialmente, P. Kulanthai Selvan CMF
Malaysia
Carta Vocacional, Octubre 2018