Durante su visita al Perú, el Papa Francisco nos recordó sobre la vocación religiosa:
“Nuestras vocaciones tendrán raíces en la tierra y corazón en el cielo”
Así como un árbol que no tiene raíces se marchita, "da mucha pena ver algún obispo, cura o monja marchito", pero "mucha más pena da cuando veo seminaristas marchitos".
"Esto es muy serio: la Iglesia es buena, es Madre, y si ven que no pueden, por favor, hablen antes de tiempo, antes de que sea tarde. Antes que se den cuenta que ya no tienen raíces y que se están marchitando... Aún hay tiempo para salvar, porque Jesús vino a eso, y si llamó es para salvar".
Y para no estar marchitos, el Papa recomienda lo siguientes tips:
“No somos ni nunca seremos el Mesías, sino sólo invitados a señalar el paso del Señor por la vida de su gente” como lo hizo Juan el Bautista.
“Trabajen codo a codo con el Señor”.
Nos sean duros consigo mismo: aceptemos "la capacidad espiritual de estar delante del Señor con los propios límites, errores y pecados, pero también con los aciertos y con la alegría de saber que Él está a nuestro lado”.
Pidan por la gracia de la “alegría”
“¡Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió, no fue por ser más numerosos que los demás, pues son el pueblo más pequeño, sino por puro amor! (cf. Dt 7,7-8)”.
Nunca desprecien la “fe fiel y sencilla del pueblo.”
“Sepan acoger, acompañar y estimular el encuentro con el Señor”.
“No se vuelvan profesionales de lo sagrado olvidándose de su pueblo, de donde los sacó el Señor”.
“No pierdan la memoria y el respeto por quien les enseñó a rezar”.
“La fe en Jesús se contagia”.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús
“Nadie se salva solo”.
"Hagan soñar a los viejos, porque si los jóvenes harán soñar a los viejos, los viejos harán profetizar a los jóvenes".
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